viernes, 8 de febrero de 2019

EMPEZAMOS POR EL PRINCIPIO

Creación del cielo y de la tierra*

Gén1 1 Al principio creó Dios el cielo y la tierra. 2 La tierra estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. 

3 Dijo Dios: «Exista la luz». Y la luz existió. 4 Vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla. 5 Llamó Dios a la luz «día» y a la tiniebla llamó «noche». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero. 

6 Y dijo Dios: «Exista un firmamento entre las aguas, que separe aguas de aguas». 7 E hizo Dios el firmamento y separó las aguas de debajo del firmamento de las aguas de encima del firmamento. Y así fue. 8 Llamó Dios al firmamento «cielo». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.
9 Dijo Dios: «Júntense las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezca lo seco». Y así fue. 10 Llamó Dios a lo seco «tierra», y a la masa de las aguas llamó «mar». Y vio Dios que era bueno.

11 Dijo Dios: «Cúbrase la tierra de verdor, de hierba verde que engendre semilla, y de árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra». Y así fue. 12 La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno. 13 Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.
14 Dijo Dios: «Existan lumbreras en el firmamento del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años, 15 y sirvan de lumbreras en el firmamento del cielo, para iluminar sobre la tierra». Y así fue. 16 E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche; y las estrellas. 17 Dios las puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, 18 para regir el día y la noche y para separar la luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno. 19 Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.

20 Dijo Dios: «Bullan las aguas de seres vivientes, y vuelen los pájaros sobre la tierra frente al firmamento del cielo». 21 Y creó Dios los grandes cetáceos y los seres vivientes que se deslizan y que las aguas fueron produciendo según sus especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios que era bueno. 22 Luego los bendijo Dios, diciendo: «Sed fecundos y multiplicaos, llenad las aguas del mar; y que las aves se multipliquen en la tierra». 23 Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.

24 Dijo Dios: «Produzca la tierra seres vivientes según sus especies: ganados, reptiles y fieras según sus especies». Y así fue. 25 E hizo Dios las fieras según sus especies, los ganados según sus especies y los reptiles según sus especies. Y vio Dios que era bueno.

26 Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra». 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó.

28 Dios los bendijo; y les dijo Dios: «Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra».

29 Y dijo Dios: «Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la superficie de la tierra y todos los árboles frutales que engendran semilla: os servirán de alimento. 30 Y la hierba verde servirá de alimento a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra y a todo ser que respira». Y así fue. 31 Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto. 

Gén2 1 Así quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo. 2 Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de toda la obra que había hecho. 3 Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de toda la obra que Dios había hecho cuando creó.

4 Esta es la historia del cielo y de la tierra cuando fueron creados. 


Nuevo relato de la Creación * 


El día en que el Señor Dios hizo tierra y cielo, 5 no había aún matorrales en la tierra, ni brotaba hierba en el campo, porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre que cultivase el suelo; 6 pero un manantial salía de la tierra y regaba toda la superficie del suelo. 7 Entonces el Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo. 


El paraíso 


8 Luego el Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, y colocó en él al hombre que había modelado. 9 El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos para la vista y buenos para comer; además, el árbol de la vida en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal.

10 En Edén nacía un río que regaba el jardín, y allí se dividía en cuatro brazos: 11 el primero se llama Pisón; rodea toda la tierra de Javilá, donde hay oro. 12 El oro de este país es bueno; allí hay también bedelio y lapislázuli. 13 El segundo río se llama Guijón; rodea toda la tierra de Cus. 14 El tercero se llama Tigris y corre al este de Asiria. El cuarto es el Éufrates.

15 El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén, para que lo guardara y lo cultivara. 16 El Señor Dios dio este mandato al hombre: «Puedes comer de todos los árboles del jardín, 17 pero del árbol del conocimiento del bien y el mal no comerás, porque el día en que comas de él, tendrás que morir».

18 El Señor Dios se dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle a alguien como él, que le ayude». 19 Entonces el Señor Dios modeló de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y se los presentó a Adán, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que Adán le pusiera. 20 Así Adán puso nombre a todos los ganados, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontró ninguno como él, que le ayudase.

21 Entonces el Señor Dios hizo caer un letargo sobre Adán, que se durmió; le sacó una costilla, y le cerró el sitio con carne. 22 Y el Señor Dios formó, de la costilla que había sacado de Adán, una mujer, y se la presentó a Adán. 23 Adán dijo: «¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será “mujer”, porque ha salido del varón». 24 Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. 25 Los dos estaban desnudos, Adán y su mujer, pero no sentían vergüenza uno de otro.